No soy de aquí, soy de allá

No soy de aquí, ni soy de allá,

no tengo edad ni porvenir

y ser feliz es mi color e identidad

Alberto Cortez

 El argentino Alberto Cortez se adelantó 30 años a estas épocas llenas de cruces culturales, migraciones mutaciones sociales y en gran contradicción con lo anterior, de unificaciones, uniformizaciones e igualaciones. Tal declaración empata con los postulados literarios que Anzaldúa  y  Fuguet propugnan en sus propuestas estilísticas, donde la ciudadanía política no tiene gran valor y la afiliación cultural e idiomática no siempre coinciden con un territorio específico. Es aquí donde hace sentido el verso  de la canción, pues destruye cualquier anclaje, posicionamiento o sentido de ubicuidad que el ser humano pueda tener, lanzándolo a la incertidumbre y el éter de la ciudadanía global.

América

América

Estos autores  plasman una realidad que sin duda es parte de la experiencia de millones de personas cuyos lugares de nacimiento u origen de una cultura familiar son de América Latina, y que viven, producen y reproducen tanto en Estados Unidos como Europa. Relacionado a esto  me resisto a pensar que esta tendencia literaria representa lo latinamericano en su escencia, de hecho reniegan de esta etiqueta al presentarse al mundo con una envolutura de latinoamericanos, pero globales en su mentalidad,  y en ciertos casos muy locales en su propuesta creativa, locales digo en el sentido de que escriben como estadounidenses o europeos y desde/para lugares en esos confines geográficos. Escribir una historia en castellano en Estados Unidos, según mi criterio, no significa que al sur del Río Grande se deba consignar esas producciones como parte de una categoría siquiera cercana a lo latinoamericano, debería ser una categoría dentro de la literatura estadounidense u europea con ciertas características distintivas.

En lo personal discrepo con esta idea cantada por parte de Cortez  y planteo lo anterior con base en dos argumentos. Primero, debo  matizar en la categorización de las experiencias en cuanto al origen de tal movimiento migratorio, pues no es lo mismo el caso de Martinez y el grupo de poetas chilenos “exiliados” en Canadá, y de Fuguet que fue hijo de “inmigrantes” chilenos en Estados Unidos, que creció bajo la bandera estrellada y el águila, pero sintiendo una legítima nostalgia de la estrella solitaria. En el caso de Gloria, es séptima generación de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, y vinieron a las tierras del norte por motivos económicos principalmente.

Otro punto es la matriz cultural genérica que corresponde a la realidad latinoamericana en cuanto a la lucha de clases, pobreza, distribución de la riqueza, estabilidad política y económica y la corrupción, puntos que al plasmar la matriz en cualquier Estado-nación latinoamericana resulta sorprendente su exactitud. Estos son las materias primas con las cuales los iluminados han creado el artificio literario, bajo el cual se han narrado historias, se han escrito poesías y se han representado escenas en las tablas. Esta matriz no tiene equivalencia en Estados Unidos o Europa, donde los estándares económicos y políticos bajo los cuales viven los exiliados, emigrantes y su descendencia,  corresponden al primer mundo con toda la complejidad social, cultural, lingüística que conlleva, allí en el norte  no existe la precariedad económica que hay en América Latina. Por lo tanto sería una matriz sin características originales en el más puro sentido del concepto de “origen”.

La frontera que se pretende describir sigue siendo un concepto geográfico,  más no de producción. En estos tiempos de indefiniciones, de” mega potlucks” culturales, donde se pretende inculcar a través de la globalización la tendencia a ser uniformes, yo al menos celebro la diversidad, la variedad de historias, temáticas, personajes y artificios que los literatos latinoamericanos pueden producir desde la matriz común que compartimos.  Nuestros hermanos y hermanas en el primer mundo seguirán produciendo para sus públicos, población que se alimenta demográficamente cada día, pero la frontera sigue ahí, omnipresente, indicando que el solo hecho de traspasar esa línea establece que el contexto, la macroestructura, las oportunidades  y la misma historia ya no son los mismos.

La «maravilla» del conocimiento

Nombre

La “maravilla” del conocimiento

Justificación

La “máquina” es concepto de la modernidad capitalista, post revolución industrial y funcionalista. Desde mi perspectiva, la literatura y el lenguaje convergen dentro de una vertiente más naturalista, sin dejar de ser un sistema complejo. Se puede transpolar la estructura de categorías de la “máquina” a un símil dentro del  sistema natural en el cual se reproduzca el fondo más no la forma del sistema literario.

Tras una investigación que tuvo por objeto encontrar un sistema natural que funcione como la metáfora naturalista para la estructura creada,  surgió Humberto Maturana y su teoría de la autopoiesis, basada en el texto “El árbol del conocimiento” escrito en colaboración con Hugo Varela, en este trabajo los autores explican las variables de estructura y funcionamiento biológico del ser humano y la naturaleza y su aplicación al sistema social. De ahí la doble lectura del título de mi propuesta: la “maravilla” del conocimiento, por un lado está el soporte simbólico del sistema que ya se explica en el siguiente párrafo, y por otro lado, la capacidad de asombrar con cada descubrimiento, cada elemento nuevo dentro de la historiografía literaria que se destaca y genera conocimiento.

Al final de esta búsqueda teórica, el sistema escogido para mi sistema fue la hierba de la maravilla, también conocida como girasol, por ser una planta reconocida a nivel global y que carga con una serie de simbolizaciones que se pueden desglosar y correlacionar con un sistema literario.

La “maravilla”

1-Origen diverso, aparece en las literaturas científicas en todo el mundo. Es una hierba conocida en todo el mundo que le da un carácter global.

El origen de las producciones detrás de la idea de una historiografía literaria hispanoamericana también es diverso, desde España y la Europa mediterránea y Africa hasta el oriente medio, India, China y Japón.

2-Naturaleza que crece espontáneamente y se renueva todo el tiempo con un continuo proceso de floración y maduración que se nutre de la luz solar, el tallo es la conexión con la tierra y a otra parte de los nutrientes.

Humberto Maturana elabora el concepto de autopoiesis, que en humanidades se puede explicar como la autoconstrucción del conocimiento a partir de su símil en la naturaleza, donde” la condición de existencia de los seres vivos está en la continua producción de sí mismos”.

La producción literaria tiene su proceso autopoiético en la renovación artificial y natural de su producción en la dimensión espacio-tiempo, a través de un elemento que tiene sus particularidades como es el lenguaje, que a su vez tiene un componente natural biológico, social y evolutivo.

Es un continuo que nace, florece, se desgasta, se marchita y muere hasta la aparición de otro. La naturaleza a través de los genes dota a los seres humanos con las habilidades y destrezas para recoger del espacio y el tiempo los contenidos para crear, además se nutre del contexto o ambiente en búsqueda de orientación y luz creativa.

3-La maravilla es multifacética tiene usos desde la alimentación, uso ornamental, medicinal, espiritual, estético cosmético  y textil.

La literatura es multifacética en sus aproximaciones a la realidad y usos de la misma, hay tema para todo gusto estético, ideología o espiritualidad.

3-Sistema de generación y regeneración natural y evolutiva, diversos procesos y elementos químicos y biológicos concatenados se hacen patentes al ver el producto final: la maravilla.

Se levantan y caen poetas, escritores, narradores y dramaturgos a nivel global. Le evolución temática y aproximación a los vaivenes históricos desde la literatura han variado constantemente, así como la maravilla sigue viva y regenerándose, la literatura no agota sus fuentes productivas y se renueva en cuanto a forma y fondo sistemáticamente, creando diversos nodos y elementos que generan sistemas y subsistemas dentro del entramado historiográfico de la literatura hispanoamericana. Un árbol del conocimiento que tiene sus componentes culturales y biológico-ambientales

Los pétalos de la “maravilla” del conocimiento.

Ñuque mapu (el tallo): madre tierra y proveedora de los nutrientes para la autopoiesis y por ende la producción literaria inherente a su ser, historia y evolución. Lazo permanente de comunicación y reflexión en la construcción del conocimiento americano.

El dorado: espacio de producción donde los recursos del lenguaje reproducen una realidad de la evolución histórica americana y exacerban la imaginación de los no americanos

Oubao: espejo cultural de los africanos traídos a las islas y costas del Caribe

Pagoda: recurso descriptivo de la cultura del extremo oriente y las réplicas o coincidencias en América

Fragmentos: tendencias estéticas y de contenido asimiladas desde las artes visuales

Modernismo hispanoamericano: Reacción a la modernidad capitalista y su exacerbada simbolización economicista en la sociedad burguesa. Una nueva mirada a la realidad gracias a la aparición de la fotografía

Potluck: Diversos ingredientes de una gran ensalada cultural. Historias y relatos de diverso origen y entendidos bajo la legitimidad creativa que la globalización y transculturación les provee a los nuevos literatos

Bolaño transaltlántico: el reinventor de la literatura latinoamericana, puente transatlántico entre España e Hispanoamérica, portador de una experiencia transfronteriza que le permite escribir desde Sudamérica, México y España  con la misma legitimidad como si fuera chileno, mexicano o español.

Recortes creativos

Rubén Darío

Qué tarea titánica y no comprendida la del narrador de historias que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de recortar un pedazo de realidad y traspasar ese recorte hecho palabras a su audiencia. Bajo criterios que cree legítimos, el escritor fija su atención, analiza y finalmente decide trabajar sobre ese trozo de realidad y no otro, deja de lado millones de otras historias y detalles de otros trozos de realidad, por entablar un diálogo con su imaginación y concretar ese viaje creativo en una historia para contar a aquellos que tengan interés en escucharla, leerla o también mirarla detenidamente en una recreación audiovisual en la mente.

Para ilustrar ese derecho del escritor a elegir el lente con el cual apropiarse de esa realidad, debo recurrir a Rubén Darío y esa capacidad descriptiva de las escenas que transcurren en sus historias. Definitivamente Darío recorta la realidad, la piensa, trabaja, concreta y escribe no para leerla sino para mirarla y observarla a través de la lectura, tal como si fuera un guión cinematográfico o una fotografía, existe una clara definición de ambientes, colores y detalles imperceptibles a la vista normal de un cazador de narraciones, pero recurrentes en cada párrafo de las historias en Azul.

Se asume con el escritor nicaragüense que el mundo literario apunta a recrear la realidad a través de los sentidos de la vista y el sonido bajo esta propuesta narrativa,  tras los vaivenes del siglo XIX, otra dimensión comunicacional se asomaba en la humanidad con la aparición de la fotografía primero y el cine a finales de este siglo. Probablemente atraído por la capacidad de retratar la realidad de la nueva tecnología visual, Darío fue un precursor de los grandes guionistas y directores de fotografía de los filmes modernos.

Como no imaginarse los olores, la brisa, la gente, el ambiente, las costumbres del Valparaíso de segunda mitad del Siglo XIX al leer el cuento «En busca de cuentos», esta era la gran ciudad-puerto cosmopolita y bohemia del Pacífico antes de la construcción del Canal de Panamá. La capacidad de representar mediante imágenes en las descripciones de las escenas es notable en Darío. El encuadre desde donde el autor capturó  esa fotografía mental y luego la hizo texto, está presente en la lectura, incluso el ángulo desde el cual se visualiza y describe la narración, me lleva como lector a imaginarme con lujo de detalles esos trajes, los diálogos profesionales de los distintos oficios y en general el devenir de la cotidianidad porteña.

Rubén Darío demuestra en su producción esa libertad de acción y pensamiento como capturador de realidades que se habla al principio de este artículo, como escritor y revolucionario de la literatura hispanoamericana, dejó como legado sus guiones-cuentos, sus fotografías-relato para el deleite de las generaciones.

Borges y la síntesis infinita

Martín Fierro en las pampas argentinas

Mientras más leo a Borges, más perplejo y sumido en la entropía literaria estoy tras la lectura; y no porque el escritor argentino lo haya visualizado así setenta años atrás (aunque me temo que algo de eso hay también), sino que las historias, los personajes, las vertientes literarias y filosóficas detrás de tan cortos relatos (síntesis) se me abren a un universo amplio, inacabable y fascinante (infinito) que conlleva un  proceso continuo de re-creación

Que coraje el de Borges tras aquel impulso creativo de crear un desenlace imprevisto a la más grande obra épica argentina de todos los tiempos como es «Martín Fierro», tomó un episodio de los cientos de relatos contados en forma de verso en el texto de Hernández y puso allí de sus cimientos creativos, de sus estandartes narrativos, de esa infinita riqueza dramática para lograr crear a un Recabarren, pulpero vasco de segunda generación americana, testigo sin querer de la muerte de un hombre leyenda como Martín Fierro, el gaucho que muere a manos de un negro. En sintéticas 998 palabras captura ese momento y re-elabora otro Martín Fierro, otra historia infinita desligada completamente de su original, parece tener un secreto, parece dominar la naturaleza,  tal como lo enuncia en su propio texto «hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo», creo que Borges sedujo a la tarde de esa llanura, sacó su secreto mejor guardado y lo puso en forma de cuento para que sigamos leyendo al clásico argentino en los siglos venideros.

En otra obra existe una intriga total por descubrir esa luz del Aleph en las aventuras del «Cantor de Tango» de Eloy Martinez, tanto ha penetrado ese concepto de la plenitud del ser, del descubrimiento de la verdad y tantos otros adetivos que la luz provoca en la imaginación de los lectores, que hasta un simple embustero bonaerense cae rendido ante los resplandores del destello de Borges en su obra. Eloy Martinez evoca a Borges al lograr una síntesis de una ciudad tan laberíntica como Buenos Aires en un tango, la tristeza que provoca el recuerdo de tiempos pasados, las historias paralelas ante un acontecimiento tan cotidiano como el saber que la vida se va en un día, asi nos hacemos infinitos e inmortales, solitarios y pasajeros.

Un provocador profesional es Borges, que con calculada pluma, amenaza la estabilidad del universo con intervenciones prístinas, algo tan alejado de su ser y su discurso, pero presente alli a pesar de sus propios gustos. Un goce para los lectores, una delicia para los enamorados de Borges, un dolor de cabeza para los puristas de la narrativa de largas y complejas historias, con tramas y personajes desarrollados a la saciedad en una obra. Quizás por eso no gano el Nobel, porque sus historias solo son de dos páginas y no representan un valor agregado por el grosor de sus libros.

La mejor novela todavía está por escribirse

El mejor Quijote todavía no se escribe y el gran Cervantes todavía no nace, la prosa sosegada e ingeniosa de Saramago está por escribirse, la parodia narrativa del Bolaños chileno-méxico-español no está ni siquiera en imprenta, los versos telúricos del canto nerudiano se escriben en la mente soñadora de alguien y las obras de Lope de Vega esperan estreno. Sí, se que suena altisonante y pretensioso, pero es la conclusión final que extraigo tras absorver la fibra de la declaración de principios de Macedonio Fernández, quien pretensiosamente también enarbola las banderas de la libertad de creación del autor y la independencia de la obra respecto del mismo autor y declara ante el quehacer creativo divino que «todo se ha escrito, todo se ha dicho, todo se ha hecho» queriendo decir todo lo contrario.

Qué motivo más creativo para Fernández que el de la intervención divina, que después de 7 días logró la existencia del universo, del mundo conocido y todo aquello que lo llena y eso que irónicamente ya todo estaba escribo y hecho. Sin duda que la chispa divina puede encenderse nuevamente y generar un movimiento cósmico que algún autor inspirado pueda atrapar en alguna producción literaria. El milagro creativo y la transformación de lo imaginable en imaginado es posible para la pluma inspirada del mejor escritor, que insisto, todavía está por nacer. Ese inédito Bolaño que busca su inspiración en esa explosión creadora, ese desconocido Lope que está inmerso dentro de la gran trama mundial en búsqueda del retrato perfecto de la sociedad en el gran espacio escénico universal.

Me pregunto ¿qué temáticas abordarán los nuevos Cervantes? ¿se superará el viejo adagio del bien y el mal? ¿cuáles serán los nuevos personajes del Quijote? ¿que motivaciones tendrá el nuevo Neruda? y ¿cómo impactará socialmente la obra dramática del Calderón de la Barca que está por existir?. Pensar en los  elementos de análisis para los críticos de estas obras que ven la luz todavía es un desafío epistemológico de gran calibre. ¿Será que  todavía queda un mundo por escribir, por inventar, por descubrir o es un recurso escatológico de un Fernández que buscaba simplemente figurar en el espectro de la crítica literaria de la primera parte del siglo XX? cuando Bolaños todavía no nacía para escribir sus Detectives Salvajes, García Márquez y Vargas Llosa eran niños de pecho y ni siquiera Neruda y Gabrila Mistral figuraban en el espectro literario mundial.

Aventurarse a dar una respuesta a esta interrogante sería redundar. Parafaseando al escritor argentino, creo que el autor de esa obra perfecta que tanto reclaman los críticos del siglo XX y XXI que está por venir, ya se encuentra entre nosotros. Este será el iluminado que sacará su pluma del tintero y hará vibrar en sus tumbas a todos esos grandes que hemos nombrado en este artículo. Pronto, pronto se llenará ese vacío que dejó Bolaño, el más reconocido autor de habla castellana desde hace 20 años y tendremos los versos más bellos que la humanidad haya leído con la profundidad poética  y estética del refundado Rubén Darío.

Literatura, Galápagos y el Caribe

Playa principal Isla San Cristóbal

Voy a comenzar este escrito con una experiencia personal. Jamás pensé que al subir hacia la meseta de la Isla San Cristóbal en el Archipiélago de las Galápagos iba a encontrar un mundo completamente distinto del que 10 minutos atrás dejamos en la playa principal del pueblo, que estaba llena de la parafernalia modernista del turismo de crucero. Nos internamos en un complejo sistema productivo agrícola dominado por afuerinos o también llamados colonos, mestizos del continente o extranjeros rubios y de ojos azules, que dueños de la tierra y de la economía, han impuesto un orden cultural distinto, exógeno al archipiélago y casi calcado el sistema agro-exportador de la costa continental ecuatoriana muy bien descrito en la novela «A la costa» de Luis A. Martinez, escrita el año 1904 del siglo pasado.

Una experiencia similar tuvo la autora argentina Graciela Maglia con la Isla San Andrés, que solo al subir hacia el entramado geográfico de la isla descubrió un mundo social completamente distinto a la vorágine occidental del turismo de playa. Vislumbró una realidad que es particular de la cultura caribeña y posible de encontrar en cada una de las antillas. Este imaginario colectivo (palabra trillada hasta el hartazgo) lo hizo posible una literatura emergente en las islas, que a través de sus poetas y cantores, mantuvieron el corazón de una cultura afro, completamente desterritorializada y mimetizada con los nativos locales y todas las influencias culturales de la empresa de conquista, la colonial y finalmente la criolla.

Siempre hubo una voz en el trópico que logró describir estas historias y hacerlas poesía o canción, en creol, papiamento o el sin fin de versiones locales de las grandes lenguas mundiales. El arte lo llevan en la sangre dice el saber popular y para otro personaje que bajo una perspectiva austral se pude acercar un poco a estos mundos a través de los texto, que  como fotografías del tiempo, bajo una perspectiva de rigor teórico se pueden analizar desde lo comunicacional-semiótico, pasando por lo cultural hasta lo sintáctico-semántico.

Que riqueza de cualidades y que sin fin de opciones de análisis en esta maraña de encrucijadas. Al hacer el parangón con las Galápagos, solo veo oscuridad, censura y silencio de todas esas historias que todavía están por contarse, todos esos análisis que están todavía por hacerse, toda una literatura que todavía no se escribe, no se devela ni se publica. La huella del conquistador desde hace 500 años ha estado presente en la meseta isleña, a la espera que esa conciencia de resistencia desde el ámbito local explote y se propague como un río de lava por los campos de San Cristóbal

Martí y la decolonialidad

José Martí

La América Latina que conocemos y que nos tiene concentrados en conocerla a través de las distintas esferas de la máquina cultura, siempre ha estado ávida de apropiarse de lo nuevo, especialmente la América Latina criolla, nacional y post-colonial, embuida en el espíritu de un proceso largo y premeditado de transculturación, donde la centralidad es lo europeo y la realidad se interpreta a través de ese filtro. La mirada periférica desde la otra América Latina, aquella que busca recuperar el sentido de la segunda persona plural americana, que es el nosotros tiene como razón de ser sacudirse de la colonialidad y recuperar ese espacio social que permita establecer una identidad como latinoamericanos.

Que trascendente este proyecto de sacudirnos de una identidad  extranjera y  ajena a la realidad propia. Tal como se titula este blog, crear un logos original desde el sur del mundo con el objetivo de legitimar una forma de pensamiento original latinoamericano. Este logos es el que finalmente genera cultura y por lo tanto identidad. El europeo es humano porque es occidental, no piensa en esto porque tiene más de 7 mil años de pensamiento crítico que lo avalan en esta aspiración por aproximarse a su ser. Los latinoamericanos estamos recién en el inicio de darnos cuenta de quienes somos.

Este pensarse desde el Abya-yala es el principio de la generación de un compromiso de sus propios habitantes, pues si no hay conocimiento de lo propio, pues no habrá algo que ligue intrínsecamente a su población, muchos de ellos herederos de una multiculturización que ha convertido al continente en una síntesis inacabada del logos occidental, por eso la urgencia en decolonizar para crear ese nuevo logos latinoamericano.

José Martí tiene la palabra precisa en su conocido ensayo Nuestra América, establece el punto de partida de este re-conocimiento, de la decolonización, de este mirarse a uno mismo, de este reconstruir historias, literaturas, narraciones y poesía a partir del pensamiento americano. El principio de todo es consolidar una pedagogía latinoamericana: «una nueva educación  en base a un proyecto político orientado a la  necesidad de  consolidar la independencia y liberación del hombre y la mujer  de Nuestra América».