No soy de aquí, soy de allá

No soy de aquí, ni soy de allá,

no tengo edad ni porvenir

y ser feliz es mi color e identidad

Alberto Cortez

 El argentino Alberto Cortez se adelantó 30 años a estas épocas llenas de cruces culturales, migraciones mutaciones sociales y en gran contradicción con lo anterior, de unificaciones, uniformizaciones e igualaciones. Tal declaración empata con los postulados literarios que Anzaldúa  y  Fuguet propugnan en sus propuestas estilísticas, donde la ciudadanía política no tiene gran valor y la afiliación cultural e idiomática no siempre coinciden con un territorio específico. Es aquí donde hace sentido el verso  de la canción, pues destruye cualquier anclaje, posicionamiento o sentido de ubicuidad que el ser humano pueda tener, lanzándolo a la incertidumbre y el éter de la ciudadanía global.

América

América

Estos autores  plasman una realidad que sin duda es parte de la experiencia de millones de personas cuyos lugares de nacimiento u origen de una cultura familiar son de América Latina, y que viven, producen y reproducen tanto en Estados Unidos como Europa. Relacionado a esto  me resisto a pensar que esta tendencia literaria representa lo latinamericano en su escencia, de hecho reniegan de esta etiqueta al presentarse al mundo con una envolutura de latinoamericanos, pero globales en su mentalidad,  y en ciertos casos muy locales en su propuesta creativa, locales digo en el sentido de que escriben como estadounidenses o europeos y desde/para lugares en esos confines geográficos. Escribir una historia en castellano en Estados Unidos, según mi criterio, no significa que al sur del Río Grande se deba consignar esas producciones como parte de una categoría siquiera cercana a lo latinoamericano, debería ser una categoría dentro de la literatura estadounidense u europea con ciertas características distintivas.

En lo personal discrepo con esta idea cantada por parte de Cortez  y planteo lo anterior con base en dos argumentos. Primero, debo  matizar en la categorización de las experiencias en cuanto al origen de tal movimiento migratorio, pues no es lo mismo el caso de Martinez y el grupo de poetas chilenos “exiliados” en Canadá, y de Fuguet que fue hijo de “inmigrantes” chilenos en Estados Unidos, que creció bajo la bandera estrellada y el águila, pero sintiendo una legítima nostalgia de la estrella solitaria. En el caso de Gloria, es séptima generación de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, y vinieron a las tierras del norte por motivos económicos principalmente.

Otro punto es la matriz cultural genérica que corresponde a la realidad latinoamericana en cuanto a la lucha de clases, pobreza, distribución de la riqueza, estabilidad política y económica y la corrupción, puntos que al plasmar la matriz en cualquier Estado-nación latinoamericana resulta sorprendente su exactitud. Estos son las materias primas con las cuales los iluminados han creado el artificio literario, bajo el cual se han narrado historias, se han escrito poesías y se han representado escenas en las tablas. Esta matriz no tiene equivalencia en Estados Unidos o Europa, donde los estándares económicos y políticos bajo los cuales viven los exiliados, emigrantes y su descendencia,  corresponden al primer mundo con toda la complejidad social, cultural, lingüística que conlleva, allí en el norte  no existe la precariedad económica que hay en América Latina. Por lo tanto sería una matriz sin características originales en el más puro sentido del concepto de “origen”.

La frontera que se pretende describir sigue siendo un concepto geográfico,  más no de producción. En estos tiempos de indefiniciones, de” mega potlucks” culturales, donde se pretende inculcar a través de la globalización la tendencia a ser uniformes, yo al menos celebro la diversidad, la variedad de historias, temáticas, personajes y artificios que los literatos latinoamericanos pueden producir desde la matriz común que compartimos.  Nuestros hermanos y hermanas en el primer mundo seguirán produciendo para sus públicos, población que se alimenta demográficamente cada día, pero la frontera sigue ahí, omnipresente, indicando que el solo hecho de traspasar esa línea establece que el contexto, la macroestructura, las oportunidades  y la misma historia ya no son los mismos.

La «maravilla» del conocimiento

Nombre

La “maravilla” del conocimiento

Justificación

La “máquina” es concepto de la modernidad capitalista, post revolución industrial y funcionalista. Desde mi perspectiva, la literatura y el lenguaje convergen dentro de una vertiente más naturalista, sin dejar de ser un sistema complejo. Se puede transpolar la estructura de categorías de la “máquina” a un símil dentro del  sistema natural en el cual se reproduzca el fondo más no la forma del sistema literario.

Tras una investigación que tuvo por objeto encontrar un sistema natural que funcione como la metáfora naturalista para la estructura creada,  surgió Humberto Maturana y su teoría de la autopoiesis, basada en el texto “El árbol del conocimiento” escrito en colaboración con Hugo Varela, en este trabajo los autores explican las variables de estructura y funcionamiento biológico del ser humano y la naturaleza y su aplicación al sistema social. De ahí la doble lectura del título de mi propuesta: la “maravilla” del conocimiento, por un lado está el soporte simbólico del sistema que ya se explica en el siguiente párrafo, y por otro lado, la capacidad de asombrar con cada descubrimiento, cada elemento nuevo dentro de la historiografía literaria que se destaca y genera conocimiento.

Al final de esta búsqueda teórica, el sistema escogido para mi sistema fue la hierba de la maravilla, también conocida como girasol, por ser una planta reconocida a nivel global y que carga con una serie de simbolizaciones que se pueden desglosar y correlacionar con un sistema literario.

La “maravilla”

1-Origen diverso, aparece en las literaturas científicas en todo el mundo. Es una hierba conocida en todo el mundo que le da un carácter global.

El origen de las producciones detrás de la idea de una historiografía literaria hispanoamericana también es diverso, desde España y la Europa mediterránea y Africa hasta el oriente medio, India, China y Japón.

2-Naturaleza que crece espontáneamente y se renueva todo el tiempo con un continuo proceso de floración y maduración que se nutre de la luz solar, el tallo es la conexión con la tierra y a otra parte de los nutrientes.

Humberto Maturana elabora el concepto de autopoiesis, que en humanidades se puede explicar como la autoconstrucción del conocimiento a partir de su símil en la naturaleza, donde” la condición de existencia de los seres vivos está en la continua producción de sí mismos”.

La producción literaria tiene su proceso autopoiético en la renovación artificial y natural de su producción en la dimensión espacio-tiempo, a través de un elemento que tiene sus particularidades como es el lenguaje, que a su vez tiene un componente natural biológico, social y evolutivo.

Es un continuo que nace, florece, se desgasta, se marchita y muere hasta la aparición de otro. La naturaleza a través de los genes dota a los seres humanos con las habilidades y destrezas para recoger del espacio y el tiempo los contenidos para crear, además se nutre del contexto o ambiente en búsqueda de orientación y luz creativa.

3-La maravilla es multifacética tiene usos desde la alimentación, uso ornamental, medicinal, espiritual, estético cosmético  y textil.

La literatura es multifacética en sus aproximaciones a la realidad y usos de la misma, hay tema para todo gusto estético, ideología o espiritualidad.

3-Sistema de generación y regeneración natural y evolutiva, diversos procesos y elementos químicos y biológicos concatenados se hacen patentes al ver el producto final: la maravilla.

Se levantan y caen poetas, escritores, narradores y dramaturgos a nivel global. Le evolución temática y aproximación a los vaivenes históricos desde la literatura han variado constantemente, así como la maravilla sigue viva y regenerándose, la literatura no agota sus fuentes productivas y se renueva en cuanto a forma y fondo sistemáticamente, creando diversos nodos y elementos que generan sistemas y subsistemas dentro del entramado historiográfico de la literatura hispanoamericana. Un árbol del conocimiento que tiene sus componentes culturales y biológico-ambientales

Los pétalos de la “maravilla” del conocimiento.

Ñuque mapu (el tallo): madre tierra y proveedora de los nutrientes para la autopoiesis y por ende la producción literaria inherente a su ser, historia y evolución. Lazo permanente de comunicación y reflexión en la construcción del conocimiento americano.

El dorado: espacio de producción donde los recursos del lenguaje reproducen una realidad de la evolución histórica americana y exacerban la imaginación de los no americanos

Oubao: espejo cultural de los africanos traídos a las islas y costas del Caribe

Pagoda: recurso descriptivo de la cultura del extremo oriente y las réplicas o coincidencias en América

Fragmentos: tendencias estéticas y de contenido asimiladas desde las artes visuales

Modernismo hispanoamericano: Reacción a la modernidad capitalista y su exacerbada simbolización economicista en la sociedad burguesa. Una nueva mirada a la realidad gracias a la aparición de la fotografía

Potluck: Diversos ingredientes de una gran ensalada cultural. Historias y relatos de diverso origen y entendidos bajo la legitimidad creativa que la globalización y transculturación les provee a los nuevos literatos

Bolaño transaltlántico: el reinventor de la literatura latinoamericana, puente transatlántico entre España e Hispanoamérica, portador de una experiencia transfronteriza que le permite escribir desde Sudamérica, México y España  con la misma legitimidad como si fuera chileno, mexicano o español.

Exiliados en su propia casa

El arte de escribir

Técnicamente, el exilio es un retiro forzado de una persona fuera de las fronteras nacionales; este individuo es obligado a salir por las circunstancias, los vaivenes políticos, económicos y culturales en las sociedades de esta que es la modernidad capitalista. Existen también aquellos exilios voluntarios de anacoretas y sabios que se retiran a una vida solitaria y de meditación en solitarios parajes llenos de inspiración en la naturaleza. Siguiendo la lógica de Gutierrez en su artículo, la sola presencia del arte y los artistas en las sociedades civiles,son molestas para el poder y por lo tanto son voces acalladas y castigadas con el exilio, a veces concretado con la huida apresurada hacia las fronteras y otras veces silenciados por la indiferencia del sistema social y cultural de un Estado-nación,

Al revisar el flujo de información de América Latina, tan profuso gracias a internet, noto con cierta preocupación que el fenómeno de la decadencia de la educación en las letras y humanidades es una constante y no una excepción en las administraciones de los gobiernos tanto de derecha neoliberal, como también las socialdemocracias en el continente hispano. Cada vez mas los hombres y mujeres de letras y las humanidades en general van quedando en el olvido  y exiliados en sus propios países. Bien lo decía la alegoría del «cuento del Rey» donde el monarcas pide asesoría a sus tecnócratas, quienes deliberan y condenan a un poeta a la profesión de organillero. Hoy los tecnócratas con sus tecnicismos financieros y tecnológicos son los que administran la cultura y el devenir intelectual de las naciones americanas.

Ejemplos de esto en las sociedades burguesas contemporáneas tenemos en  Chile, donde el gobierno liberó un decreto en el cual se reducen las clases de historia al mínimo en el sistema público de educación primaria y secundaria, también se crearon fondos de becas para perfeccionamiento profesional y estudios de postgrado, donde el 90% de las mismas están destinadas a profesionales de la ingeniería y los negocios. En Ecuador el gobierno hizo una gran reforma de la educación superior, inyectando millones de dólares para investigación y perfeccionamiento docente, siento la gran mayoría de este dinero para las áreas de la ingeniería, las finanzas, el turismo y la economía. En Norteamérica se ven los nuevos edificios de las facultades de economía y negocios en las grandes universidades, y las letras están siendo relegadas al exilio en los rincones más vetustos y fríos.

¿Que hace el artista en este contexto tan sombrío? Crear, crear y crear, hacer como los modernistas de su época, actuar como burgueses en la división del trabajo,  pero evocar civilizaciones desaparecidas, edades pasadas o tiempos muertos en la construcción de una realidad más humana, hacer poesía a pesar que la tecnocracia la aborrece porque hace pensar a las masas, las hace instruirse, y por lo tanto es el caldo de cultivo de las revoluciones. «Quieren matar al pensamiento humano» dijo el filósofo Bolivar Echeverría respecto al exilio que sufren la filosofía y los estudios de la reflexión humana, pero siempre hay un remanente fiel, un grupo o grupúsculo que seguirá produciendo historias, conocimientos y reflexiones. Ese es el grupo al cual pertenezco, germen de pasiones desenfrenadas, imaginarios colectivos y revoluciones.

Juegos de inmortalidad

Viaje sin tregua al conocimiento

Los viajes iniciáticos son un motivo recurrente en la literatura de todos los tiempos y con la habilidad narrativa de Borges, este recorrido se plantea desde una perspectiva liberadora, explosiva y por supuesto, inmortal. Me ha hecho revisar y personificar mi propio recorrido iniciático por la literatura hispanoamericana en la alegoría con los personajes del relato borgiano. Una reflexión creo que oportuna tras ir descubriendo engranajes variopintos y desconocidos de una máquina cultural compleja y que para este maquinista ha significado un eterno viaje lleno de laberintos.

El camino está lleno de mercenarios, tipos auto denominados gurús de la literatura que invierten el tiempo haciéndose la fama de seres letrados, pertenecientes a las elites intelectuales y conocedores de los conspicuos caminos que llevan al a conocimiento, al final lo abandonan a uno sin pena ni gloria, tal como en el cuento de Borges, pues el vacío de estos personajes es tal que por unos cuantos pesos son capaces de renunciar a ideología, principios y valores defendidos a ultranza. Vargas Llosa puede ser un fiel representante de esta categoría tras su paso exitoso por el boom latinoamericano y posterior «reinvención» neoliberal.

Están también los trogloditas, seres que sin el comercio de la palabra, hacen de la oralidad y la trama sígnica una compleja operación de codificación, donde todo tiene su lugar, su espacio y hasta un nombre definido, acordado y utilizado socialmente, pero no escrito y por lo tanto no registrable por la pluma curiosa de la historia moderna. Una gran parte de las culturas precolombinas pueden denominarse las trogloditas de América, poseedores de historias no escritas, contadas por generaciones y por lo tanto inmortales.

Argos es el espacio de la incertidumbre y la encrucijada creadora, es un universo paralelo tan irreal como la imaginación de Roberto Bolaños en sus Detectives Salvajes. Todo es real y al mismo tiempo irreal, dependiendo del crisol con que se mira la realidad, esta puede ser gris o azul, blanca o negra ó simplemente no existir. Tanto poder hay en Argos, que puede decidir acabar con la historia, incluso conmigo mismo. Tal es el camino recorrido en el engranaje de La Isla que se repite.

Finalmente está el mito de la ciudad de los inmortales es otra construcción que se asemeja mucho a la propia literatura hispanoamericana, cimentada en otra ciudad anterior, en otras vertientes anteriores, en diversas cosmovisiones, la nueva construcción se parece mucho a esa ciudad sin reconocimiento, buscada con frenesí pero al verse descubierta muestra todos sus ripios y contradicciones.

No todo lo que brilla es oro

Bernardo de Balbuena

Oro y plata fueron los metales que la conquista se encargó de recolectar para la corona española a través de la economía de extracción de minerales en la América recién descubierta, esta urgencia de cruzar metales por el océano se debió a la crisis económica que se produjo en la península en el Siglo XVII. Según estudios expuestos por Fernández Albadalejo, la deuda externa de la monarquía crecía de modo galopante tras el establecimiento de redes mercantiles dominadas por los holandeses, ingleses e italianos, donde los reinos de Castilla, Aragón y Andalucía seguían con un modelo de producción ruralizado, feudal y arcaico, quedando rezagados y desprovistos del liderazgo de esta nueva dinámica económica, precursora del capitalismo.

Esta admiración por los tesoros creó un ensimismamiento profundo en la sociedad peninsular que sin más que un traspaso de información real como ficticia, se dejo fascinar y actuó con el frenesí de los cautivos y encandilados por el oro de la leyenda del Dorado. Me huele a una actitud ingenua y muy renacentistas de todos aquellos que vinieron al «nuevo mundo» a hacerse la América en busca de oro, ciudades perdidas y combinaciones para la piedra filosofal de los alquimistas.

Si bien el Dorado todavía lo andamos buscando, y ahora con la ensoñación de europeos y americanos, también es cierto que la ceguera que el metal produjo en la empresa de la conquista y la colonia, no pudo cerrar los ojos de algunos que vinieron por otros motivos, que se maravillaron por otras razones y cruzaron el Atlántico de vuelta llevando otro tipo de bienes, esos aportes a la construcción de la idea de América y por que no decirlo de la misma España también, que después de la conquista, ya no fue la misma España que antes.

Por ejemplo Bernardo de Balbuena con su grandeza mexicana, inauguró los estudios transatlánticos de manera formal. Estas dinámicas de época se transforman en una muestra certera de la  comunicación transatlántica en cuestión de traspaso de cultura organizacional y  herencia de cultura literaria, donde Europa se replica en América en la formación de redes sociales. Toda la carga de obligaciones y relaciones dentro del circuito de producción literaria de España se trasladó a América, puntualizando que a este lado del Atlántico las escalas de los mercados para la industria y producción cultural eran reducidas y primitivas tras un siglo de conquista y existían pocas personas con credenciales para poder escribir y menos todavía para ejercer como mecenas.

Concluyo diciendo que si bien el significado de el Dorado es disperso, para mi personalmente, el Dorado que vinieron buscando los otros españoles, el Dorado cultural también ejerció su influencia a través de los siglos, donde brilló más que el mismo oro que extrajeron desde suelo americano.

Latinoamérica sale al mundo

Autores del boom latinoamericano

Pocos elementos ha aportado América Latina como conjunto al devenir intelectual global, si bien hay procesos históricos relevantes en esta parte del mundo, a nivel de conceptos es escaso  el aporte. Pero, puedo afirmar que hay dos puntos que se destacan, que brillan por sí solos en la evolución histórica latinoamericana, uno es el concepto de la guerrilla revolucionaria, creado a partir de las inquietudes políticas de grupos de izquierda embadurnados por los grandes procesos revolucionarios mundiales como la revolución rusa y china, mucho más canónicos en sus fondos y formas que las revoluciones llevadas a cabo en castellano.

El otro punto es el boom literario latinoamericano, que puso por fin a América Latina en el mapa intelectual mundial, luego de casi 500 años de historia reconocida tras la llegada de los españoles a América. ¿Qué lo hace especial dentro de la compleja trama de narrativas modernas?, tiene características propias, historias propias, personajes y héroes reconocidos como latinoamericanos, textos y relatos escritos con un castellano más tropical, más suelto, asume codificaciones dentro de un completo sistema de signos comprensibles para quienes viven y construyen esta realidad. Los entramados más íntimos son un reflejo de la realidad que cualquier latinoamericano o habitante del mundo puede leer y codificar y sentirse o no identificados. Lo real maravillo, el realismo mágico y la ficción histórica no son más que las máscaras mediáticas para darle nombre y lo más importante, darle una imagen al fenómeno en los medios.

La legitimación en la esfera intelectual, a pesar de lo variopinto de los comentarios a favor y contra del proceso en si mismo, comienza con lo que Donoso tilda como «internacionalización», y aquí me cabe una reflexión  ¿acaso no hubo producción anterior en la región digna de ser mencionada o estudiada como un proceso relevante? y ¡claro que la hubo! y he ahí uno de los puntos que me lleva a pensar que sin un proceso de mediatización, de marketing salvaje  no habría surgido esta explosión creativa que remeció el alma literaria de América. Los elementos que propiciaron esta «venta» se pueden analizar en dos aspectos, primero y aprovechando que el «ojo de Sauron» estaba mirando hacia América Latina gracias a los nacientes procesos revolucionarios y la comunicación permanente con las dictaduras militares manejadas desde Mordor, regímenes  que entraron con sangre en la historia política de la región. Ante este hecho cualquier texto producido desde las elites intelectuales, generalmente de izquierda, llevó en si mismo la sospecha de manifestar una voz contestataria hacia el poder y por supuesto hacia el modelo político en disputa a nivel global.

Y segundo: el carácter identitario atribuido  al boom. Es un proceso eminentemente criollo, los escritores eran todos mestizos y profesionales formados en el sistema nacional en sus respectivos países, algunos provenían de las elites aristocráticas y otros del populacho. El boom fue el primer fenómeno relevante a nivel intelectual tras la independencia de los estados americanos, asunto que comenzó con Rubén Darío y las vanguardias a inicios del siglo y como tal mereció el reconocimiento regional y mundial, por eso el énfasis en tomarlo como modelo a seguir, incluso tiene eslabones perdidos y tardíos como Roberto Bolaños.  Y un tercer elemento surge tras estas dos apreciaciones, la polémica. Cualquier tema, proceso, hecho u acto que conlleve un contraste de ideas, disputas, peleas o intercambio de opiniones, al menos en América Latina produce un estallido de bandos y una guerra mediática que se libra tanto en los medios como en la academia,  sin desmerecer por supuesto los enfrentamientos boxísticos entre referentes como Vargas Llosa y García Márquez.

La vida es un charlestón

Baile del Charlestón

La buena música y una parte de la literatura de calidad ha sido escrita por los descendientes de Africa regados por el mundo gracias a la diáspora que forzó a una gran cantidad de africanos a vivir la esclavitud y con ello el sometimiento, la esclavitud y la humillación tan bien retratada por Carpentier en su novela ambientada en los albores del siglo 19 «El reino de este mundo». Pero me quiero de tener en un estilo de música y baile que llamó la atención del chileno José Donoso en su cuento «Charlestón» (1960). Este estilo popularizado en la postguerra del gran conflicto mundial europeo fue el charlestón, cuyo origen estuvo en la comunidad negra del sur de Estados Unidos.

Tras tres siglos de dominación blanca los negros norteamericanos comenzaron a generar una revolución musical que devino en la aparición del jazz, el blues y también el cherlestón, que es una melodía festiva con pasos de baile muy osados en su ejecución para la época en los años 20. Este desahogo cultural y social se propagó a nivel mundial siendo el ritmo musical y danza más popular en esa época.

Donoso recoge esa vorágine musical en la historia de tres muchachos de clase baja chilena de aquellos años que en un sinfín de correrías donde se mezclan la juerga, la relación de amistad y compromiso a través de la ingesta de vino esas típicas demostraciones de lealtad entre amigos de una edad y condición social parecidas. Irrumpe en este cuando un personaje que vino a cambiar radicalmente sus vidas, era un gordo danzante del Charlestón, quién en un arrebato de locura y amor propio, decidió literalmente bailar hasta morir en uno de esos bares perdidos de los suburbios de Santiago.

Desenfrenado y descontrolado por el efecto del vino, se gastó hasta el último centavo en la rockola del bar poniendo canción tras canción de las más populares melodías del charlestón, que trajo a la existencia del gordo un sensación de éxtasis, de jolgorio espiritual, donde se jugaba la redención de su alma y el perdón de sus pecados no solo por la demostración de dominio del baile, sino por la demostración al entorno social de aquel minuto que él era ser humano tal como todos y que destacaba en algo, que existía y dejaba existir al resto a través de ese frenesí. Además aquellos parroquianos podían ser expectadores de su felicidad, de su contento, de su redención en la música y la danza y así mismo sucedió pues cayó vencido por su propio cuerpo y quedó inerte, muerto haciendo del charlestón la última voluntad real de su vida.

Asi mismo sucedió con la población negra en América, que buscó en las artes y especialmente en la música y la literatura un canal de expresión de sus más íntimos pensamientos y emociones. Sentimientos estos que hablan de libertad, de naturaleza y lo más importante, de ganas de ser alguien, de ganarse el derecho a existir.

De caracterizaciones y evangelizaciones

Fray Bartolomé de las Casas

De tanto escribir, estudiar y analizar el tema de la evangelización americana y sus resultados tras 500 años de evolución de este proceso, la consecuencias han sido consideradas nefastas y han recibido la condena por parte del movimiento intelectual indígena, pues se les forzó a digerir la fe católica, so pretexto de mantener el estatus de seres humanos.

La crónica oficial monárquica decía que los habitantes de América eran bárbaros, caníbales y seres humanos de última categoría, seres sin alma y sin fe. Esta negativa adjetivación que tuvieron los conquistadores con la población local en un principio, influenciados por la idea clásica de bárbaro, que fue un legado cultural de los romanos, también fue utilizado por los peninsulares y criollos para referirse a los indios, argumentando que eran seres infrahumanos y por lo tanto transables como esclavos o utilizables como mano de obra para la empresa de extracción de metales preciosos o peones de las grandes haciendas agrícolas.

Aparte de procurar alcanzar el alma aborigen, el proyecto de conquista, tan instrumental y pragmático, trajo consigo también el macro-proyecto civilizatorio, por el cual se comenzó a educar y civilizar a los indígenas americanos con los valores y principios europeos. Esto coincide con la visión del filósofo Bolívar Echeverría, quien plantea que ese primer proceso de globalización moderna en el siglo XVI con el descubrimiento del Nuevo Mundo, armoniza con una crisis civilizatoria que produjo la aparición posterior de la modernidad capitalista a nivel global. Los valores europeos estaban en crisis y que mejor que replantearlos a través de esta nueva experiencia en un nuevo hemisferio por explorar e influenciar, con millones de salvajes por civilizar.

Para matizar este punto se debe puntualizar que hay un sacerdote que vino en el periodo inicial de la conquista civilizatoria, quien fue un americanista, indigenista y cronista de una época de barbarie conquistadora y escribió relatos que levantan la imagen de los «vencidos». El Fraile Bartolomé de Las Casas fue el iniciador de la cruzada por la dignidad del indio americano, desde el Virreinato de Nueva España elaboró un plan de comunicación que plantaba que el aborigen tenía características de belleza física, inteligencia y moralidad, por lo tanto no cabe incluirlo en la clasificación aristotélica de esclavos por naturaleza, ni era lícito apoderarse de sus tierras y explotar su trabajo.

¿Vencidos?

Lautaro

Lautaro, líder militar mapuche

Dentro de la lógica occidental europea, aquellos que son derrotados militarmente por un ejército son declarados vencidos, sometidos y humillados, la herencia romana y bárbara en este aspecto tiene un cúmulo de pruebas que la historiografía ha desnudado.En el caso de las guerras en este lado del Atlántico, en México, los vencidos eran «honrados» como ofrendas para los dioses. Mucho después al ofrecer la resistencia debida al conquistador, la derrota militar fue parte de un proceso de sometimiento «a la europea» que duro siglos.

En términos americanos, la victoria militar española no logró someter el componente cultural y especialmente el desarrollo del pensamiento y tradición ancestrales. Por eso me cuestiono el concepto de «vencidos», especialmente en Mesoamérica, cuna de brillantes civilizaciones. Ante esto es necesario puntualizar algunos aspectos del trabajo historiográfico para la mejor comprensión del análisis de análisis literaria y la identidad indígena en la literatura mesoamericana.

La historiografía criolla canónica construyeron una historia de América bajo el sesgo de la visión hispana y del proyecto nacional criollo desarrollado a partir de las independencias, o sea, han fijado sus trabajos en el levantamiento de una historia monocultural con un idioma y una historia, dejando de lado toda la riqueza multicultural existente en el territorio que comprende al imperio azteca y maya.

Con la premisa de utilizar otro tipo de fuentes que incluyen los relatos orales de los ancianos y el trabajo de campo en las comunidades nativas, historiadores con otro enfoque han reconstruido una historia de los pueblos indígenas diferente del relato oficial, caracterizados estos trabajos por ser indigenistas y originales.

Huidobro y Neruda…urbe y provincia

Pablo Neruda / Vicente Huidobro

Me voy a centrar en la relación histórica, por no decirlo,casi apócrifa entre la ciudad y el campo, lo urbano y lo rural, el centro y la periferia, la capital y la provincia en el ámbito de las producciones literarias, al menos en el país donde registré domicilio por el más largo tiempo. Esto en relación a una proposición de Rama donde «propone separar las literaturas producidas en las grandes urbes y con gran posibilidad de influenciarse por la modernidad transnacionalizadora y la literatura producida en las ciudades provincianas, impregnada de usos rurales, estas literaturas heterogéneas, que tienen textura occidental, pero donde subyacen formas de conciencia y voces nativas.

Esta idea tiene asidero en el estudio de la producción literaria nacional en Chile durante el siglo XX, que bajo la influencia de la tradicion hispana, francesa e inglesa se estructuró en Santiago, la capital, una escuela literaria eurocentrista que tuvo a su gran lumbrera en Vicente Huidobro y una multitud de seguidores que bajo el sello del creacionismo del poeta chileno, sembraron de tinta los cielos de la centenaria república.

Ante esta avasalladora aplanadora europeizante tuvo que irrumpir un provinciano de Temuco, que en silencio e impregando de la lluvia, del canto ceremonioso de los mapuche, y el costumbrismo campesino del sur de Chile, revolucionó las letras del pais austral con su voz monótona y comprometida. Pablo Neruda fue el fiel representante de las minorías sociales, étnicas e intelectuales, que con su concepto de lo «telúrico», lo «terrenal» y lo «americano» llego a escribir de su pluma el reconocido «sube a nacer conmigo hermano» en su Canto General, que en palabras de Theodorakis es «the «bible» of Latin America, is a great hymn to the nature and humanity of a continent, its heroes and its insurrections and struggles against its oppressors, the tyrants, the dictatorships of «flies».

Sin ser parte del folklore nacional, sino de una amplia conspiracion provinciana, se levantó un canto revolucionario, una voz que imprimió nuevos brios a la produccion literaria chilena, que tuvo también a la poetisa Gabriela Mistral como pionera y no solo en el ámbito de las letras sino tambien en la música con Violeta Parra, otra mujer que desde Valparaíso escribió «Volver a los 17» y «Gracias a la vida».

Visiones contrapuestas, más auténticas en la construcción del ser nacional, hoterogéneas miradas que bajo el velo que aún bajo la formación hispana, lograron producir otras poesias, otras narraciones y otras canciones que iluminaron el cielo con su dulce esplendor.