Recortes creativos

Rubén Darío

Qué tarea titánica y no comprendida la del narrador de historias que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de recortar un pedazo de realidad y traspasar ese recorte hecho palabras a su audiencia. Bajo criterios que cree legítimos, el escritor fija su atención, analiza y finalmente decide trabajar sobre ese trozo de realidad y no otro, deja de lado millones de otras historias y detalles de otros trozos de realidad, por entablar un diálogo con su imaginación y concretar ese viaje creativo en una historia para contar a aquellos que tengan interés en escucharla, leerla o también mirarla detenidamente en una recreación audiovisual en la mente.

Para ilustrar ese derecho del escritor a elegir el lente con el cual apropiarse de esa realidad, debo recurrir a Rubén Darío y esa capacidad descriptiva de las escenas que transcurren en sus historias. Definitivamente Darío recorta la realidad, la piensa, trabaja, concreta y escribe no para leerla sino para mirarla y observarla a través de la lectura, tal como si fuera un guión cinematográfico o una fotografía, existe una clara definición de ambientes, colores y detalles imperceptibles a la vista normal de un cazador de narraciones, pero recurrentes en cada párrafo de las historias en Azul.

Se asume con el escritor nicaragüense que el mundo literario apunta a recrear la realidad a través de los sentidos de la vista y el sonido bajo esta propuesta narrativa,  tras los vaivenes del siglo XIX, otra dimensión comunicacional se asomaba en la humanidad con la aparición de la fotografía primero y el cine a finales de este siglo. Probablemente atraído por la capacidad de retratar la realidad de la nueva tecnología visual, Darío fue un precursor de los grandes guionistas y directores de fotografía de los filmes modernos.

Como no imaginarse los olores, la brisa, la gente, el ambiente, las costumbres del Valparaíso de segunda mitad del Siglo XIX al leer el cuento «En busca de cuentos», esta era la gran ciudad-puerto cosmopolita y bohemia del Pacífico antes de la construcción del Canal de Panamá. La capacidad de representar mediante imágenes en las descripciones de las escenas es notable en Darío. El encuadre desde donde el autor capturó  esa fotografía mental y luego la hizo texto, está presente en la lectura, incluso el ángulo desde el cual se visualiza y describe la narración, me lleva como lector a imaginarme con lujo de detalles esos trajes, los diálogos profesionales de los distintos oficios y en general el devenir de la cotidianidad porteña.

Rubén Darío demuestra en su producción esa libertad de acción y pensamiento como capturador de realidades que se habla al principio de este artículo, como escritor y revolucionario de la literatura hispanoamericana, dejó como legado sus guiones-cuentos, sus fotografías-relato para el deleite de las generaciones.

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