La «maravilla» del conocimiento

Nombre

La “maravilla” del conocimiento

Justificación

La “máquina” es concepto de la modernidad capitalista, post revolución industrial y funcionalista. Desde mi perspectiva, la literatura y el lenguaje convergen dentro de una vertiente más naturalista, sin dejar de ser un sistema complejo. Se puede transpolar la estructura de categorías de la “máquina” a un símil dentro del  sistema natural en el cual se reproduzca el fondo más no la forma del sistema literario.

Tras una investigación que tuvo por objeto encontrar un sistema natural que funcione como la metáfora naturalista para la estructura creada,  surgió Humberto Maturana y su teoría de la autopoiesis, basada en el texto “El árbol del conocimiento” escrito en colaboración con Hugo Varela, en este trabajo los autores explican las variables de estructura y funcionamiento biológico del ser humano y la naturaleza y su aplicación al sistema social. De ahí la doble lectura del título de mi propuesta: la “maravilla” del conocimiento, por un lado está el soporte simbólico del sistema que ya se explica en el siguiente párrafo, y por otro lado, la capacidad de asombrar con cada descubrimiento, cada elemento nuevo dentro de la historiografía literaria que se destaca y genera conocimiento.

Al final de esta búsqueda teórica, el sistema escogido para mi sistema fue la hierba de la maravilla, también conocida como girasol, por ser una planta reconocida a nivel global y que carga con una serie de simbolizaciones que se pueden desglosar y correlacionar con un sistema literario.

La “maravilla”

1-Origen diverso, aparece en las literaturas científicas en todo el mundo. Es una hierba conocida en todo el mundo que le da un carácter global.

El origen de las producciones detrás de la idea de una historiografía literaria hispanoamericana también es diverso, desde España y la Europa mediterránea y Africa hasta el oriente medio, India, China y Japón.

2-Naturaleza que crece espontáneamente y se renueva todo el tiempo con un continuo proceso de floración y maduración que se nutre de la luz solar, el tallo es la conexión con la tierra y a otra parte de los nutrientes.

Humberto Maturana elabora el concepto de autopoiesis, que en humanidades se puede explicar como la autoconstrucción del conocimiento a partir de su símil en la naturaleza, donde” la condición de existencia de los seres vivos está en la continua producción de sí mismos”.

La producción literaria tiene su proceso autopoiético en la renovación artificial y natural de su producción en la dimensión espacio-tiempo, a través de un elemento que tiene sus particularidades como es el lenguaje, que a su vez tiene un componente natural biológico, social y evolutivo.

Es un continuo que nace, florece, se desgasta, se marchita y muere hasta la aparición de otro. La naturaleza a través de los genes dota a los seres humanos con las habilidades y destrezas para recoger del espacio y el tiempo los contenidos para crear, además se nutre del contexto o ambiente en búsqueda de orientación y luz creativa.

3-La maravilla es multifacética tiene usos desde la alimentación, uso ornamental, medicinal, espiritual, estético cosmético  y textil.

La literatura es multifacética en sus aproximaciones a la realidad y usos de la misma, hay tema para todo gusto estético, ideología o espiritualidad.

3-Sistema de generación y regeneración natural y evolutiva, diversos procesos y elementos químicos y biológicos concatenados se hacen patentes al ver el producto final: la maravilla.

Se levantan y caen poetas, escritores, narradores y dramaturgos a nivel global. Le evolución temática y aproximación a los vaivenes históricos desde la literatura han variado constantemente, así como la maravilla sigue viva y regenerándose, la literatura no agota sus fuentes productivas y se renueva en cuanto a forma y fondo sistemáticamente, creando diversos nodos y elementos que generan sistemas y subsistemas dentro del entramado historiográfico de la literatura hispanoamericana. Un árbol del conocimiento que tiene sus componentes culturales y biológico-ambientales

Los pétalos de la “maravilla” del conocimiento.

Ñuque mapu (el tallo): madre tierra y proveedora de los nutrientes para la autopoiesis y por ende la producción literaria inherente a su ser, historia y evolución. Lazo permanente de comunicación y reflexión en la construcción del conocimiento americano.

El dorado: espacio de producción donde los recursos del lenguaje reproducen una realidad de la evolución histórica americana y exacerban la imaginación de los no americanos

Oubao: espejo cultural de los africanos traídos a las islas y costas del Caribe

Pagoda: recurso descriptivo de la cultura del extremo oriente y las réplicas o coincidencias en América

Fragmentos: tendencias estéticas y de contenido asimiladas desde las artes visuales

Modernismo hispanoamericano: Reacción a la modernidad capitalista y su exacerbada simbolización economicista en la sociedad burguesa. Una nueva mirada a la realidad gracias a la aparición de la fotografía

Potluck: Diversos ingredientes de una gran ensalada cultural. Historias y relatos de diverso origen y entendidos bajo la legitimidad creativa que la globalización y transculturación les provee a los nuevos literatos

Bolaño transaltlántico: el reinventor de la literatura latinoamericana, puente transatlántico entre España e Hispanoamérica, portador de una experiencia transfronteriza que le permite escribir desde Sudamérica, México y España  con la misma legitimidad como si fuera chileno, mexicano o español.

Obeso, radionovelista apasionado

Candelario Obeso

La aproximación al espesor del lenguaje poético en Obeso es compleja debido a los usos coloquiales que hace el poeta en sus versos. Existen un sinnúmero de las palabras utilizadas en el poema “Los palomos” de Los cantos populares de mi tierra que denotan el uso de modismos del habla cotidiana y unas formas de escritura tan relajadas como si se tratara de un diálogo entre amigos, ¡eso es!; es un relato descriptivo contado a sus amigos bajo las sombras de un árbol y todavía con la escena descrita en frente de sus ojos.

Me imagino ésta escena como parte de una obra de un radioteatro naturalista ubicado en el caribe colombiano y puesta a la merced de Candelario Obeso para que en su particular jerga, utilice a esos palomos y sus relaciones sociales con sus pares como ejemplos de conductas que el poeta ve y describe en un acto de fabulación consciencia. En el juego de las comparaciones los seres humanos perdemos mucha de esa humanidad en relación a la versión de la solidaridad, romance y el sentido de familia y cuidado familiar que tienen los palomos.

Acaso no resulta un ejercicio de pura percusión afrocaribeña el leer en voz alta este poema que más que poema es una canción, una melodía que se masca y digiere de manera natural. Esta disposición de ritmos tiene equivalencia con las imágenes que la historia contada evoca en el lector, pues la estructura de versos de este poema no hace más que ordenar el relato de forma que tiene una introducción, que en la semántica del primer verso hace sentido con el concepto de solidaridad, pues dice que aunque son unos seres sin recursos, o sea pobres, enseñan a los mortales a como ser unos responsables y equivalentes en las cargas de trabajo que dan los hijos.

Aunque inentendibles para el hablante común del castellano del siglo XXI, algunas de las palabras forman ideas que solo se entienden a través de las figuras retóricas, existe claramente una comparación entre los palomos y los seres humanos, que aunque ni los nombra en sentido estricto, en el enunciado “nos enseñan” asume la carga que la figura de la metonimia, o sea la parte por el todo, hace de la humanidad entera.

La personificación es patente, por eso antes se dijo que la fabulación es extrema, la lección o moraleja de dos palomos que construyen su nido y su hogar y reciben a sus crías no es más que un recurso para la reflexión de los lectores que incluidos en el este relato que el autor hace a sus amigos, debe suscitar un cambio de actitud. La alegoría también es un recurso de Obeso para representar esta idea de solidaridad entre los animales y que en la lección moral que pretende dar en el poema, toma fuerza a través de la figura de dos aves.

Y por su puesto la aliteración, cuyo objetivo es sonorificar un poema y darle un patrón casi musical, el hecho de imaginar el sonido como si fuera el hablante lírico o el mismísimo autor el que estuviera detrás del texto hablando y contando la historia tal como lo haría a sus amigos, bajo la sombra de unos árboles caribeños.

Los palomos
(Candelario Obeso)

Siendo probe alimales lo palomos,
A la gente a sé gente noj enseñan;
E su condúta la mejó cactilla,
Hay en sus moros efertiva cencia,

Nacen los ros sobre la mimas pajas;
Y allí se etán hata en repué que vuelan;
Maj asina chiquitos, entre er nío
Se rán caló, entre juntos, y se besan.

Luego que tienen plumas suficiente
Pa anderegueá volando po-onde quiera
Cuto rá veclos arrullacse amante
Sobre lo palos o la vecde yecba…

Guto ra er vé lo afanes der palomo
Si otro palomo pora allí se acecca…
El eponja er pejcuezo y la colita,
Y ra arrullando murtitú re güerta!

Eto a los’ojo re ella loj etraños
É re cariño la efertiva muetra…
En eta clase re alimales nunca
No ra unl vi.saje re macdá lajembra

Ya etá con güevo la paloma… Entonce
Maravilla re junto la recencia,
La pajita y la s’hoja pa la casa
La carga er y la compone ella…!

Allí lo ve amorosos la mañana,
Tamién allí la noche loj encuentra,
Ambos a ros calientan su güevitos
Ambos, en siendo sere, lo alinlelltan!

Siendo probe alimales lo palomos
Se aprende en ello má que en la j´Ecuela.
Yo, poc lo meno, |en su cocto libro
Eturio re la vida la maneras…!

Literatura, Galápagos y el Caribe

Playa principal Isla San Cristóbal

Voy a comenzar este escrito con una experiencia personal. Jamás pensé que al subir hacia la meseta de la Isla San Cristóbal en el Archipiélago de las Galápagos iba a encontrar un mundo completamente distinto del que 10 minutos atrás dejamos en la playa principal del pueblo, que estaba llena de la parafernalia modernista del turismo de crucero. Nos internamos en un complejo sistema productivo agrícola dominado por afuerinos o también llamados colonos, mestizos del continente o extranjeros rubios y de ojos azules, que dueños de la tierra y de la economía, han impuesto un orden cultural distinto, exógeno al archipiélago y casi calcado el sistema agro-exportador de la costa continental ecuatoriana muy bien descrito en la novela «A la costa» de Luis A. Martinez, escrita el año 1904 del siglo pasado.

Una experiencia similar tuvo la autora argentina Graciela Maglia con la Isla San Andrés, que solo al subir hacia el entramado geográfico de la isla descubrió un mundo social completamente distinto a la vorágine occidental del turismo de playa. Vislumbró una realidad que es particular de la cultura caribeña y posible de encontrar en cada una de las antillas. Este imaginario colectivo (palabra trillada hasta el hartazgo) lo hizo posible una literatura emergente en las islas, que a través de sus poetas y cantores, mantuvieron el corazón de una cultura afro, completamente desterritorializada y mimetizada con los nativos locales y todas las influencias culturales de la empresa de conquista, la colonial y finalmente la criolla.

Siempre hubo una voz en el trópico que logró describir estas historias y hacerlas poesía o canción, en creol, papiamento o el sin fin de versiones locales de las grandes lenguas mundiales. El arte lo llevan en la sangre dice el saber popular y para otro personaje que bajo una perspectiva austral se pude acercar un poco a estos mundos a través de los texto, que  como fotografías del tiempo, bajo una perspectiva de rigor teórico se pueden analizar desde lo comunicacional-semiótico, pasando por lo cultural hasta lo sintáctico-semántico.

Que riqueza de cualidades y que sin fin de opciones de análisis en esta maraña de encrucijadas. Al hacer el parangón con las Galápagos, solo veo oscuridad, censura y silencio de todas esas historias que todavía están por contarse, todos esos análisis que están todavía por hacerse, toda una literatura que todavía no se escribe, no se devela ni se publica. La huella del conquistador desde hace 500 años ha estado presente en la meseta isleña, a la espera que esa conciencia de resistencia desde el ámbito local explote y se propague como un río de lava por los campos de San Cristóbal